POESIA DE RICARDO ISMAEL

Dedicado a mi amigo Emilio Silva Méndez (el negro). Esta es su historia.  Al marcharte creí morir, fuiste el amor de mi vida, mi corazón destrozado, y mi alma desvanecida. Buscando en mi pecho herido, desesperado una salida, encontré un paraíso eterno, en las dunas de Valizas. Su luna enamorada, de mi soledad perpetua, murmullo de lobos, en la playa desierta, me cuentan los secretos, que su aldea encierra. Gaviota fugaz, que por sus dunas viajeras, desparrama  los sueños, que harán desanclar las penas, por un amor olvidado, y por un amor nuevo, que llega. Cachimbas desbordadas, de amigos que por mi se juegan, mojan mis pies descalzos, encallados cual galeón en la arena. La chalana pescadora,   que por el arroyo pasea, me cuenta que no estoy solo, que no es tan agitada, la mar que mi vida lleva. La luz del amor, por fin brilló en la esteña, mi madre aún conmigo,  para besarla y quererla. La infaltable Viruta, perra fiel,  casi mi dueña, Pedro, pep...

Si tu me encuentras, es porque me esperabas, en tu nido, en solitario. Esperabas mi llegada, para calmar mi calvario, y saciar mi sed de amor imaginario. Volar con tus alas, y de tu mano por el campo, oliendo a jazmines y lirios trenzados. Encuentrame, libre de tristezas y pleno de verdades, que alegrarán mis días, exento de vanidades. Para que surcar juntos los cielos, signifique, abrazarte, por más de mil años. Encuéntrame... y no te dejaré partir, porque el deseo de vivir, eternamente a tu lado, palpita como un amor real, como un amor soñado. Encuéntrame... Nunca he tenido, el valor de llamarte, y en silencio quedarme a susurrar tu nombre. Quizá mis miedos esconden, estas ganas de amarte.  Encuéntrame.... Ricardo Ismael