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Mostrando entradas de abril, 2019

Amaré por siempre un Café Mañanero en Valparaíso

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En lo alto del Concepción, Por callejuelas de adoquín, Llegué hasta ti, seducido por el fulgor Y embriagado en tu olor, En tu interior me perdí. Esquina de faroles y duendes, Disfrazados de arlequín, Te harán siempre sonreír, a pura magia y amor, Te darán el buen día, con su sombrero mejor, Con aromas elegidas, de inolvidable sabor. Desde Pratt a Barburizza, en su loca topografía, La espuma del café dibuja, un Neruda y su poesía, Criticona y audaz, enfurecida y dolida, Y la Mistral de Valpo enternecida y sencilla. Desde las calles Porteñas del gran Valparaíso, Pudo la suerte y quiso, que en mi camino te cruzaras, Despertando con tu aroma mi alma, como un amor correspondido, Sentir tu calor en mis dedos, Y un amargor con hechizo. Cuanto tiempo te quedarás conmigo, en mis labios? Hasta que vuelva a tu mesa, bajo un sombrero alado, Y desbocado pueda decir que es un vicio, Amar con locura un Café Mañanero en Valparaíso. Ricardo Ismael 28/04/2019

HE CRUZADO LOS CINCUENTA

He cruzado los cincuenta, Y mi piel se está marcando, Con fango en la suela de mis plantas, Descalzo y galopando. Al mirar atrás, por el espejo de los años, Se me cruza entera la vida, Los hijos, los nietos, Y a la que aún, sigo amando. He cruzado los cincuenta, Y solo tú, estás a mi lado, Compartiendo con nuestro hijo, Que quizá también, pronto se esté marchando. Ahí estás esposa mía, Hombro con hombro, Mano con mano, Como cuando dijimos,… ¡¡vamos!! He cruzado los cincuenta, Y los amigos se han marchado, Esos amigos del alma, Que uno siempre había soñado. La gloria del escenario, De a poco se va esfumando Y solo queda el recuerdo, De aplausos ovacionados. Buscando su propio vuelo, Mis canciones siguen sonando, En busca de otras voces, Pues la mía se está cansando. En el balance de mi vida, Que me quiten lo bailado, Tengo mucho para seguir en pie, Y mucho para seguir peleando. He cruzado los cincuenta, Y

ASI TE SIENTO

(a mis hijos) En el umbral de tu adolescencia, con paso señorial, con canto propio batiendo las alas, comienzas a volar. Corre pequeño mío, por el angosto sendero, que la gran avenida de la vida, quiere destruir tus anhelos. Si al mirar atrás, presientes que me quedo, no es que me haya cansado, solo observo tu vuelo. Y si alguna lágrima, adviertes en mis ojos, es que de contento el cauce de mi río,                                                                                            se salió de su lecho. Joven, compañero, amigo, solo acepta mi enseñanza, que aplicada a tus principios, mantendrá viva tu esperanza. Y cuando cambie de color mi pelo, y mi frente se haga ancha, no olvides que jugando a ser papá, con amor sincero te dejé mi brasa. RICARDO ISMAEL

EVOCANDO EL AYER

Pensando en escribir canciones nuevas Se me vienen los amigos, la niñez Y recuerdo que a los trompos y bolitas Dedos y uñas, de ambas manos yo gasté. Clavos y tablas a los costados de un tronco, De un viejo sauce, que hoy llora mas que ayer. Nos hicimos aviadores y astronautas, Y hasta una casa, en aquel árbol yo dejé. Carreras de cascarudos, Tal vez mirando algún sapo fumar. Era en el rancho del keko y la keka, Pan con azúcar, cantar y cantar Las tardes en la laguna, Las ranas en la sartén. Domingos con las cometas, Que lindo tiempo evocando el ayer. Muchas ramas, algún palo, alguna caña, Nos alcanzaba para hacernos un penthouse. Esperábamos la hora de Pibelandia, Y tomábamos la leche con Pilan. El 6 de enero de fiesta mi cuadra, Ya los gurises me vienen a buscar. Carrera de chatas chispeando la calle, Jabón al palo, trepar y trepar. Tenía pocos amigos, Pero buenos de verdad, El petiso, Beatriz, Estela, Y Carlitos que lejos está. Es que hoy me miro al espejo,

VINO, PANES Y LUNA

La tarde de nisán ensayaba su ocaso, alargando las sombras hasta su último fulgor, mientras el cuarto superior de la vivienda elegida, se preparaba con prisa para aquella ocasión. Un gran mesón, tinajas y cestos, esperaban prestos la tan ansiada reunión, y recordar la liberación, del pueblo que había estado preso. Al llegar los comensales desde fuera de la ciudad, suben presurosos, anegados por la ansiedad, pues la cena está servida, también la última oportunidad. Ya noche cerrada, llena estaba la luna su claridad vislumbra con velones el lugar y la Palabra está, pronta para emanarse. Mucho he deseado, comer con ustedes esta Pascua, exclamó el nazareno, entusiasta y entristecido, pues de antemano sabía, de la traición de su amigo, por solo 30 monedas de plata, lo entregaría al enemigo. Uno menos quedaba en la mesa, pues así sucedió, al tiempo que repartió, el pan entre los restantes, dijo El: esto será mi carne, mi cuerpo, y el vino que aquí dispenso, será mi sangre po

HACIA EL REMANSO

Déjame ver tu pecho al desnudo Y consentir que se calcine mi piel, de tanto ardor incontrolado Contemplando el horizonte de su redondez Donde afloran latidos y llantos gimoteados Déjame sorber la dulce humedad De tu valle escondido Como quebrada entre colinas Con su río tendido  Desde la cima he de volar En intrépida caída Provocando aludes, Cascadas y rimas Déjame observarte, Con los ojos entreabiertos Resignado a que tu alma Se derrita por mi fuego Temblorosa y eterna Contenida y rendida Velamen al viento Te sueltas a la deriva Déjame observarte, Desde el torreón de mis sueños Y mi urgencia en saciarte Con todo lo que yo tengo   Ricardo Ismael