POESIA DE RICARDO ISMAEL

La mujer del poeta, en su mundo de tinta y papel, enamorada y celosa de cada verso, que él revela. Sus ojos escrutan cada palabra con anhelo, temerosa de perderlo en su universo de letras. Siente envidia de las musas que inspiran su pluma, deseando ser la única dueña de su inspiración. Pero comprende que su arte es su alma en espuma, y respeta el amor que le brinda a su creación. Ella sabe que sus versos son un reflejo del amor, de las pasiones y los sueños que habitan en su ser. Y aunque a veces sienta celos, no hay rencor, pues en cada poema encuentra razones para querer. La mujer del poeta entiende su necesidad de escribir, y con paciencia y admiración, le brinda su apoyo, porque sabe que, en cada verso, él la hace vivir, y juntos construyen un amor eterno, sin despojo. Ricardo Ismael

 

¿Cómo te lo digo?, amor, si en mi pecho las palabras se anudan sin razón, si mi voz se deshace en un suspiro y mi boca se inunda de emoción. Intento expresar lo que siento, pero el verbo se niega a obedecer, se esconde entre las letras del silencio y se pierde en el eco del querer. ¿Cómo te lo digo?, si mis versos se enredan en el laberinto de tu ser, si mis rimas se confunden en tus ojos y se pierden en el mar de tu piel. Es difícil encontrar la melodía, la cadencia perfecta para expresar, pero en cada verso encuentro el camino, para decirte que siempre te he de amar. ¿Cómo te lo digo?, si en cada intento mi voz se desvanece en el aire, si las letras se deshacen en el viento y mis palabras no pueden alcanzarte. Pero el lenguaje del amor es eterno, trasciende las barreras del decir, y aunque mis versos sean torpes y sinceros, en cada uno de ellos te hago existir. Y así queda mi poema, incompleto, una muestra humilde de mi devoción, porque cómo te lo digo?, amor, lo siento, pero no hay

Me hueles a viento, en el susurro del mar, en las flores que bailan, en el amanecer al despertar. eres fragancia que invade mis sentidos, aroma embriagador que me tiene cautivo.   Tu esencia despliega en el aire, un susurro perfumado en el que vibra mi ser. cada inhalación es un viaje a tu mundo, perfume eterno que nunca dejaré.   Me hueles a café por las mañanas, a sueños frescos que el alma empaña, a versos suaves recitados al oído, a instantes mágicos, que han quedado sin olvido.   Me hueles a recuerdos, en las risas compartidas y los momentos tiernos, que nos regala la vida. Me hueles a latidos, en medio de mi pecho, Cuando me dices te amo y me pierdo en tus espejos.   Me hueles a lluvia y a libertad, a horizontes abiertos en la inmensidad, a brisa marina que acaricia mi piel, a besos salados bajo la luna de miel.   Me hueles en el aire que respiro, porque eres el aroma que envuelve mis sentidos. En cada aliento, eres mi dulce adicción, la fragancia que me atrapa,