POESIA DE RICARDO ISMAEL

  En estos tiempos,  de resiliencia necesaria, tiempos de soledades,  donde el silencio es metralla, se oyen palabras de aliento, desde un teléfono que llama, con un mensaje de esperanza, que te devolverá la calma. No importa el lugar, donde se encuentre tu alma, solo importa esa voz, si estás dispuesto a escucharla. Dispuestos a darte amor,  a través de la Palabra y quitarte de los ojos la venda,  que oscurece tu mirada. Encontrar un camino de luz,  un camino de labranza, sin banderas ni fronteras, con la Verdad siempre en alza. Cuando suene tu teléfono,  y no sepas quién te llama,  atiende...quizá sea la voz de Dios que a través de sus Testigos, te diga: "Ven, aquí está lo que buscabas" Ricardo Ismael

 Que tal amigos?  Comparto aquí una nueva historia con la que muchos se sentirán identificados, a pesar de ser mi historia. Los invito a realizar un viaje al pasado. Si…al pasado, al tiempo de nuestra niñez, a los recuerdos, vivencias que nos hicieron pensar,  Que lejos están nuestras canas!!! Que lejos está la vejez!!! Pero el tiempo no se detiene y cada minuto que pasa se transforma en historia. Todos los recuerdos, difieren sustancialmente según quien los evoque. Pero es hermoso recordar la niñez, con esa inocencia con la que vivíamos, sin celulares, sin computadoras, donde teníamos todo el tiempo del mundo y éramos dueños del sol y los atardeceres. Además cuando uno recuerda esos momentos, es como vivirlos  nuevamente Tengo muy claro en mi memoria, los fotógrafos callejeros del Parque Rodó, con sus máquinas montadas sobre trípodes, ¿como hacían para cargar aquellos aparatos?  eran la sensación, no solo de los montevideanos, sino de visitantes, como el hombre...

Aunque sea un instante quisiera detener el tiempo, para decidir si vivo o muero, dejando que la vida ilustre, entre tu y yo el punto de encuentro. Al amanecer y en el ocaso, mi alma rota te reclama, y con los años que me quedan, no me imagino sin ti, vacía la casa. Congelaria el astro en el poniente, Y haría cumplir del libro mayor, la palabra elocuente, que dice... no sé ha de ocultar el sol, habiendo enfado entre ustedes. El lecho de mi rio tiene su cauce muerto, y las pupilas de mis ojos no logran conciliar el sueño, me sobran tus ausencias, y me faltan tus te quiero. En la soledad de mi habitación, a kilómetros de tu cuerpo, se me queman los recuerdos, y abrazando una foto tuya, entre senderos de sábanas, y llanto me pierdo. Como no amarte? Si eres el centro de mi gravedad, el eje de mi universo, hablemos y encontremos juntos, nuestro punto de encuentro. Ricardo Ismael  Montevideo-Uruguay Derechos reservados  

Cuándo la tarde declina y las sombras se hacen largas, cuando al surgir los silencios que se vuelven esperanza. Me sumerjo en tu sendero poblado de arenas blancas, para moldear las huellas, que he dejado en la mañana. Para corregir el rumbo, en la brújula de mis nostalgias, buscando el norte certero, de algún puerto en lontananza. Allí donde la brisa del verano, oculta el frío de mis inviernos, donde la ola encrespada, humedece mi desierto. Allí detrás de ese horizonte, susúrrame frases al oido, ayúdame a encontrarte, al final del camino.