Mimo, siempre te recordaré
el cansancio de los años,
el hocico pelado,
ya sin fuerzas y aún, amor dando.
Al despertar por las mañanas,
en mis vueltas por el patio,
tu cola plumerea un aullido fugaz,
para estrecharnos en un abrazo.
Cuantas veces esperé,
a alguien que tienda su mano en mis tristezas,
y siempre estaba tendida,
tu mano peluda y presta.
Día tras día te marchas un poco
y no estoy preparado para verte partir
al escucharte gemir en cada paso al andar
se me cruza entera tu vida, porque has nacido acá.
Manso como río lento,
viniste al mundo para querernos
y hacerte querer
como el personaje de un cuento
Mimo te llamamos
Porque habrá sido no?
siempre a mis pies rendido
lamiendo mis zapatos.
Y hoy que han pasado los años
decidiste marcharte
dejando un vacío inmenso
entre mis brazos
Gracias amigo mío,
voy a extrañar tus abrazos
me haré amigo del tiempo
y te recordaré en mi regazo.
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