VERTE DORMIDA

En el silencio de la noche, contemplo el susurro de tu sueño, donde las estrellas se reflejan en la calma de tu rostro. Tu respiración es un suave murmullo, una sinfonía que acaricia mis sentidos y me transporta a un mundo donde los sueños y la realidad se entrelazan en un baile etéreo.

Tu cabello, como las alas de una mariposa, se extiende sobre la almohada como un manto de seda, mientras la luz de la luna acaricia tu piel con suavidad, delineando cada contorno con su brillo plateado.

En este momento de quietud, eres la personificación de la serenidad, un ser mágico que parece haber emergido de las páginas de un cuento de hadas. Tu presencia llena la habitación con una energía reconfortante, como si fueras la guardiana de los sueños más profundos y los secretos más íntimos.

Y mientras te observo dormir, me pierdo en la profundidad de tus sueños, imaginando los mundos que exploras y las aventuras que vives en la vastedad de tu mente. Eres un universo en ti misma, un lugar donde la fantasía y la realidad se funden en un abrazo eterno.

En esta noche encantada, eres mi musa, mi inspiración, mi refugio. Y mientras te contemplo dormir, sé que estoy en el lugar donde pertenezco, a tu lado, sumergido en el dulce éxtasis de verte dormida.

Ricardo Ismael

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