BITACORA DE VIAJE
Desde que comenzamos a planear nuestro viaje a Mendoza, la emoción fue creciendo con cada conversación que teníamos en familia. Sabíamos que no sería un viaje cualquiera, sino una experiencia que nos conectaría aún más, como familia, con la naturaleza, los vinos y las montañas. Mi esposa, Sandra , mi hijo menor, Facundo y yo, Ricardo, estábamos ansiosos por vivir esa aventura juntos.
PLANIFICACION
Llegó el día esperado y allá nos fuimos
La ciudad nos daba la bienvenida con calles amplias y frondosas, rodeadas de edificios modernos, y otros con decoraciones en sus fachadas. Vimos también varias plazas pequeñas que rodean la Plaza Independencia. Este punto de partida, al pie de los Andes, prometía un viaje que quedaría grabado en nuestra memoria.
DIA 1
CAÑON DEL ATUEL
Rodeado por un paisaje sereno, era difícil no sentirse en paz ante la inmensidad de sus aguas, que además de usarse para riego, se utiliza para generación de electricidad. Hicimos allí un alto en el camino y nos comimos unas empanadas de chivo (¡una delicia!) disfrutando la vista frente a nosotros.
A poca distancia, el Cañón del Atuel desplegaba su imponente geografía. El río, a lo largo de los siglos, había esculpido paredes de roca en tonos rojizos y ocres, creando un escenario que parecía una obra maestra natural.

Facundo, con su remo firme en estribor, marcaba el ritmo con destreza. Sandra y yo, los "viejitos" del grupo, ocupábamos el centro del gomón. Ella, con su risa contagiante y gritos de alegría, infundía energía a todos, transformando cada remada en una celebración.
Al fondo, el guía, con su mezcla de inglés y español, dirigía las maniobras con entusiasmo. "¡A la derecha! ¡A la izquierda! ¡Rema fuerte!" “Power, Power” Su voz se entrelazaba con las risas y gritos del grupo, creando una sinfonía de emociones.
A los costados, el paisaje desplegaba su belleza: sauces cuyas ramas se sumergían en el río, creando túneles verdes que invitaban a la exploración. Las personas en las orillas, alzando las manos, saludaban y reían con nosotros, compartiendo la alegría del momento.
Las montañas, guardianas silenciosas del cañón, observaban desde lo alto, nuestras locuras y gritería que rompían su solemne silencio. El viento acariciaba las aguas, llevando consigo las voces de quienes se entregaban al disfrute y la libertad.
DIA 2
ALTA MONTAÑA
El arroyo, angosto, corre desenfrenadamente entre las piedras formando rápidos bastante impetuosos, sus aguas frías y cristalinas, invitaban a mojarnos la cara para refrescarnos del calor intenso. Mientras nos fotografiábamos registrando el momento, cada piedra bajo nuestros pies, nos transportaba a una época memorable, a la vez que nos imaginábamos frente al mismo paisaje pero en invierno, con sus pedregales blancos, helados, inhóspitos.
Aprendimos mucho sobre el movimiento de las placas, donde nos contaban que se produce un proceso de subducción, lo que hace que una de las placas se pliega hacia el interior de la Tierra y se introduce bajo la otra, provocando el crecimiento en altura de la montaña a una velocidad de 8 cm por año, ¡impresionante!.
A pesar de que el sol apretaba bastante, corría un ventisca fría que nos obligó a ponernos un abrigo, pero no fue impedimento para recorrer el lugar y disfrutar un paisaje maravilloso e imponente frente a la grandeza de la montaña con sus cumbres nevadas.
DIA 3
TERMAS DE CACHEUTA
Primer día del año 2025
Este tren ligero, con su recorrido silencioso y pausado, nos permitió descubrir rincones de Mendoza que quizás habrían pasado desapercibidos de otra manera. Desde las ventanas, observamos las calles arboladas, los pequeños canales de irrigación que serpentean junto a las veredas y la arquitectura que combina tradición y modernidad. Fue una experiencia tranquila pero enriquecedora, una forma de conectar con la vida cotidiana de la ciudad en un día tan especial.
Concluimos la jornada regresando a nuestro alojamiento, donde decidimos tomarnos el resto del día para descansar y recargar energías. Después de días llenos de actividades, este momento de pausa fue el equilibrio perfecto antes de continuar nuestra aventura en esta tierra generosa y sorprendente.
DÍA 5
Salida de compras por la ciudad
CABALGATAS EN CHACRAS DE CORIA
Chacras de Coria es un pequeño centro urbano enclavado en el oasis norte de la provincia de Mendoza, a unos 13 kilómetros de la ciudad capital. Es un distrito del departamento Luján de Cuyo.Por sus características de un microclima agradable durante los meses estivales, ofrece un espeso verdor y suaves serranías, con lugares para la recreación.
Nuestra experiencia en El Quirquincho, un rancho de caballerizas que combina el cuidado de caballos ajenos con cabalgatas para turistas, fue mucho más que un simple paseo a caballo. Llegamos al lugar cerca de las cinco de la tarde, donde fuimos recibidos con una calidez especial. Mientras los encargados ensillaban los caballos, aprovechamos para relajarnos junto a la piscina al aire libre, rodeada de un entorno campestre que parecía sacado de un cuadro rural.
Nuestro guía, Mario, hizo el trayecto aún más entretenido. Con sus historias sobre la flora y fauna local, nos habló de serpientes como la coral, la crucera y la yara, que –según él– podrían aparecer en cualquier momento. Aunque claramente buscaba impresionarnos y quizá intimidarnos un poco, su narración le añadió un toque emocionante al paseo, haciéndonos sentir como jinetes experimentados en un terreno indómito.
El menú comenzó con una ensalada fresca de tomates, lechuga y cebolla, acompañada de empanadas deliciosas y un buen vino local. Más tarde, llegó el asado: jugoso, cortado en rodajas y servido en tablitas que complementaban perfectamente la atmósfera rústica del lugar.
Como broche de oro, Celeste nos trajo una guitarra criolla y Facundo, para el deleite del grupo, interpretó algunos clásicos de los Beatles. Fue un detalle especial para nuestras compañeras turistas, quienes, aunque a pesar de hablar muy bien el español dominaban mejor el inglés. Yo tenía ganas de mandarme alguna chacarera o algún gato para acompasar con el lugar y el momento, pero no iban a entender nada, y después de varios vinos podía salir cualquier cosa, jeje.
Mientras la música llenaba el ambiente, el cielo nocturno comenzaba a mostrar su lado más dramático. A lo lejos, el cielo, negro y tenebroso, se partía con rayos y relámpagos preparándose para una tormenta que ponía un cierre imponente a un día lleno de emociones y momentos memorables. El Quirquincho nos ofreció mucho más que un paseo: nos regaló una experiencia que quedará grabada en el alma.
DÍA 6
Museo MOYANO y Parque Gral. San Martín
Nuestra jornada en el Parque General San Martín comenzó temprano, bajo el cielo despejado y el calor creciente que ya se hacía sentir. Empezamos por el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas "Juan Cornelio Moyano", donde recorrimos cada una de sus salas. Fascinados por los fósiles, las muestras arqueológicas y la historia natural de la región, dedicamos gran parte de la mañana a explorar cada rincón del museo.
Al salir, decidimos caminar junto al lago artificial que adorna el parque, con su calma que invitaba a la reflexión. A medida que avanzábamos, los jardines se desplegaban en su esplendor, llenos de flores y caminos perfectamente cuidados. Llegamos hasta el Club de Regatas, donde nos detuvimos un momento para contemplar la hermosa vista, con la cordillera de los Andes al fondo, enmarcando el paisaje como una postal.
El calor del mediodía y el cansancio comenzaron a hacerse sentir. Aunque el Cerro de la Gloria nos tentaba, decidimos dejarlo para otra ocasión. Agotados pero satisfechos, regresamos al hotel para descansar y reponer energías. Por la tarde, nos esperábamos otra experiencia: la tan esperada visita a las bodegas de Mendoza.
BODEGAS - VIÑEDOS - ACEITERA
En una de las bodegas que visitamos durante nuestro recorrido, tuvimos la oportunidad de probar el vino patero, una joya tradicional de Mendoza que se elaboraba siguiendo métodos artesanales, como el pisado manual de las uvas. Aunque su sistema actual de elaboración es moderno mediante maquinaria, han logrado mantener el mismo sabor. Este vino, dulce y suave, se destaca por su autenticidad y es una opción ideal para acompañar postres o disfrutar en reuniones especiales.
La experiencia fue única, no solo por el sabor exquisito del vino, sino también por la explicación que nos dieron sobre su preparación. Nos contaron cómo este tipo de vino mantiene vivas las costumbres de antaño, y al degustarlo, pudimos sentir esa conexión con el pasado y el respeto por las tradiciones.
Visita a Acetaia Millán: Tradición y excelencia en aceite de oliva
Otro de los momentos destacados de nuestro tour fue la visita a la fábrica de aceite de oliva Acetaia Millán, un lugar que combina la modernidad con el legado de una tradición centenaria. Ubicada en un entorno rodeado de olivares centenarios, esta fábrica es conocida por producir aceites de altísima calidad y vinagres balsámicos que destacan en el mercado local e internacional, con una producción de 250 mil botellas de aceto balsámico al año.
Desde el momento en que llegamos, el aroma fresco de las aceitunas nos envolvió. El recorrido comenzó con una explicación detallada del proceso de elaboración del aceite, desde la selección de las mejores aceitunas hasta el prensado en frío para conservar todas sus propiedades naturales.
Además de conocer la historia de la fábrica, tuvimos la oportunidad de degustar y adquirir algunos de sus productos que le dieron un toque diferente a una tarde tórrida de enero.
Con un calor que no daba tregua, estábamos ansiosos de emprender el retorno al hotel, y disfrutar del alivio que ofrecía el aire acondicionado de la camioneta.
DÍA 7
REGRESO A CASA
El sábado, amaneció con la sensación de que todo lo vivido en Mendoza había sido una aventura tan intensa que aún costaba asimilarla por completo. Preparamos nuestras maletas y nos dirigimos al aeropuerto de El Plumerillo, con tiempo suficiente para tomar el vuelo que saldría a las 10:50.
En el avión, mientras nos elevábamos hacia el cielo, miramos por última vez las montañas que nos acompañaron durante esos días, sintiendo que habíamos dejado una parte de nosotros allí. El regreso a Montevideo, aunque cercano, no marcó el final de este viaje, sino el inicio de un recuerdo que siempre estará presente, alimentado por la magia de Mendoza.
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