LA LUNA DEL LUNAREJO

 


Se moría la tarde con sus sombras estiradas,
y la música de los grillos,
eran un canto a la vida
bajo aquel coronillar.
El arroyo a nuestros pies
desfilaba en silencio,
mirándonos de reojo,
sin prisa alguna por llegar.
Y fue allí cuando te tomé de la mano,
Y nos tumbamos en la hierba
mirándonos enamorados
Un manto de estrellas nos habló al oído,
y en susurro pleno, nos dijo...
Dile, te amo...
Y los dos al mismo tiempo nos besamos,
entre luciérnagas que bailaban en derredor,
Iluminando el campo,
que era solo para los dos.
Recortando el cerro la luna llena asomaba,
Y su luz alumbraba toda aquella pasión,
que a orillas del Lunarejo
nos prodigamos tú y yo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

HUELLAS EN EL UMBRAL DEL AYER

DE MIS ARPEGIOS

El Testigo fiel