HABLANDO CONMIGO


Dedicado a Don Omar Noble “El Poeta del Olimar”

Hablando conmigo ésta mañana, solo el mate me acompaña,

Compañero de horas mansas, cuando las horas son largas.

Hablando conmigo ésta mañana, se me presentó tu cara,

Como diciendo ¡¡acá estoy, sobrino!! Pa`lo que yo mandara.

Y sigo hablando conmigo, mientras se vuela la mañana,

Pensando en lo generoso del tiempo, dejándome escribir estas palabras.

Trayéndote a la mente cosas, como aquel niño que cantaba,

Soñando que algún día, música a tus poesías arrimara.

Hablando conmigo en la mateada, me fui de pesca hasta la playa,

Y encontré al tío Paco en las rocas, escuchando un folklorito, tirando la caña,

Me aguantaba en el portón, esperando que pasaras,

Y dejaba todo de lado, saboreando tu amistad incontrolada,

¿Trajiste pescadito tío? ¿Cómo olvidar esas fritadas?

Aún recuerdo las guitarreadas, en el patio de la abuela,

Haciendo rueda bajo la parra, o tortas fritas en el galpón, cuando la lluvia arreciaba.

El enojo del abuelo, porque a patadas lo acosaba,

Y tu abrazo siempre apretado, hasta hoy, que me veo algunas canas.

Ya está medio frío el mate, sigo hablando conmigo ésta mañana,

Ya se levantó el petiso, la patrona un poco demorada.

Una vuelta al amargo, saqué a pasear la perrada,

Contigo siempre en la mente, pa` que mi niñez me contara.

Te desapareciste un tiempo, tu rancho cambió de estancia,

Otra bandera acariciaste, sin olvidar la Orientala.

Y yo, aún siendo adolescente, que en otras cosas pensaba,

Me apuró el amor, los estudios, pero nunca olvidé la guitarra.

Entre zambas, galopas, chacareras, transité el camino de la esperanza,

El mismo que me mostraras, cuando apenas caminaba.

De tus frases aprendí, cómo el poeta se inspiraba,

Odiando antípodas de hombre, o cómo tomar, el toro por la guampa.

Para que el hambre y la pobreza, de nuestro pueblo escaparan,

Encarcelando injusticias, desterrando canalladas.

En las canciones que hoy canto, siempre está tu pluma alada,

Hay nostalgia, sentimiento, me retumba la rima de tu lazada.

Extiendo ese pial con orgullo, lo adornan las notas de mi guitarra,

Tengo ganas de gritar al viento, ¡¡cuanto te quiero, amigo del alma!!

Hoy que ha pasado el tiempo, y que es tiempo de añoranzas,

Una lágrima se me cae del rostro, mientras en silencio,

Hablo conmigo, en ésta hermosa mañana.

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