NUEVE LUNAS


Como el día resplandece,

como una flor florece,

tu vientre se estremece,

y lo veo redondear.

Pues soy feliz al caminar,

a tu lado y orgulloso,

hinchado, vanidoso,

con nueve lunas que aguardar.

¿Qué habrá de esperar,

de nosotros como padres?

pregunta que nos abre,

el corazón al cavilar.

Le mostrarás el andar,

con ejemplo de madre,

y con orgullo de padre,

cultivaré su amistad.

Al darle de mamar,

en los meses primeros,

yo también querré babero,

cernedero y delantal.

Cuándo empiece a trajinar,

por el rodeo de la casa,

gozaré cuando me abraza,

deseoso de verme llegar.

y tú... esposa ejemplar,

cuidarás de éste pequeño,

como el más hermoso sueño,

que hoy el amor nos da.

Hemos aprendido a amar,

porque realmente lo sentimos,

por éste hijo lo vivimos,

y por los dos que ya están.

Aunque algún día se irán,

por que es la ley primera,

y formarán su nido afuera,

pero no se olvidarán.

Que empollaron la verdad,

de las cosas y la vida,

de una manera sencilla,

como lo mandó Jehová.

Más aún los podemos disfrutar,

es temprano todavía,

y una gran algarabía,

está a punto de estallar.

Otro hijo vendrá,

mañana serán los nietos,

que nos verán un tanto quietos,

quizá sea por la edad.

Pero no nos importará,

cada momento es hermoso,

ver nuestros hijos mozos,

todos juntos y en paz.

Y no olvides jamás,

esposa mía,

que aunque dijiste sí, en ésta vida,

te quiero por la eternidad.

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